Lecturas de H. Universal (2)

Aquí está la 3era lectura
.


Nicolás Maquiavelo

El mapa de los estados italianos del siglo XV semejaba un tablero de Ajedrez, Ciudad, Ducados y pequeños estados presentaban una compleja fragmentación de poderes. Florencia fue uno de los casos más representativos de esta situación. Poderosas familias de banqueros como los Medici engalanaron la ciudad con su mecenazgo artístico y literario demostrando el apoyo al la revolución del humanismo.
Sin embargo, no todos los habitantes de Florencia se movieron en la misma dirección: Savonarola daba enérgicos sermones donde arremetía contra la renovada mirada a la antigüedad y denunciaba sin descanso las corrupciones, avaricia y brutalidad de los corruptos gobernantes. Tras la invasión de Italia por Carlos VIII de Francia, Savonarola intervino para salvaguardad la ciudad convenciendo al monarca francés de no saquearla. Este éxito no le salvó de ser condenado; en 1498 fue ajusticiado por llegar a presentarse como profeta de Dios. La ejecución de Savonarola coincidió con el ascenso de Niccoló di Bernado dei Machiavelli (1469-1527) al puesto de secretario de la Segunda Cancillería. En este cargo Maquiavelo ejerció varias de sus cualidades: mediador de diferentes conflictos con la ciudad de Pisa, como diplomático encargado de las negociaciones con diferentes monarcas extranjeros – Luis XII- y como promotor de alianzas con los representantes del papado. La caída de la República conllevó la revocación de su cargo y la expulsión de la ciudad. LA suerte para Maquiavelo empeoró cuando se vio inmerso en una conspiración contra los nuevos señores, por lo que fue torturado en 6 ocasiones.
Los catorce años de experiencia en el gobierno de la República fue su principal fuente de inspiración para la redacción de su obra más conocida: El Príncipe.
Inicialmente la obra no causó ningún revuelo entre los lectores florentinos pero todo cambió a partir de 1520, y todavía más con su propia muerte. La clemencia, justicia, lealtad o prudencia no eran principios eficaces en la práctica; teniendo en cuenta los intereses externos el gobernante debía “aprender a no ser bueno” o “serlo según la necesidad”. Probablemente fue César Borgia el modelo en el que se inspiro el gran pensador Florentino

0 comentarios:

Publicar un comentario